TIEMPO EN PENSAMIENTO: años y años. Parte de las notas de este texto vienen de una conversación en 2021 con mi hermana.
TIEMPO DE ESCRITURA: unas tres horas.
TIEMPO DE LECTURA: entre 5 y 6 minutos.
TIEMPO DE REFLEXIÓN: depende de dónde parta cada persona pero diría que es una reflexión larga con muchos matices.
Lo público y lo privado
El vello corporal tiene reglas. En mi cultura, las piernas masculinas peludas son completamente normales. Sin embargo, las piernas peludas femeninas son una declaración de intenciones. Cosas de feministas, guarras, hippies…
Como si cada pelo fuera una pequeña rebeldía.
Pero hay algo curioso: esa declaración, o esa pequeña rebeldía, ya no lo es tanto en el entorno privado. El vello que NO se ve cambia de significado. En lo íntimo los juicios se diluyen y las decisiones responden más a la comodidad o la confianza, que al escrutinio social.
¿No es curioso cómo la visibilidad transforma el significado de algo tan natural?
Por ejemplo, el vello púbico. ¿Lo tratamos igual en verano cuando podría asomarse por los lados de la braguita del bikini? ¿Y las cejas sin depilar, molestan igual que el bigote sin depilar?
Creo que depilarnos o no depende de múltiples capas: tu cultura y sus códigos no escritos; las miradas del entorno y tu capacidad de resistirlas; el confort físico que cada quien sienta…
El mito de la higiene y los rituales
Hablemos de esto: ¿tener pelos significa estar sucio? Para mí, la higiene tiene que ver con lavarse. Punto. Lo demás es comodidad, estética y elección personal.
Hemos mezclado conceptos hasta convertir la depilación en un espectáculo de normas, cuando en realidad es… una performance social.
Y luego están los eventos especiales: una operación, una boda, cumplir 30... Son circunstancias excepcionales para las que nos preparamos con un esmero distinto. Más allá del vello corporal. ¿Por qué no incluir la decisión de depilarte o no en el ritual previo?
En el quirófano no se van a fijar y, aún así, mi hermana hace unos años me contaba que había pensado sobre depilarse o no para la ocasión. En una boda hay más miradas juzgadoras, ¿cuánto te molesta? ¿Y en tu cumpleaños? Cuando cumplí treinta me corté el pelo, me cambié el color de las uñas y no me depilé. No me apetecía.
Una cosa está clara: el ritual previo a cualquier evento es para ti. Y el evento, también. Tú eres la que lo vive, aunque sea bajar a la piscina comunitaria. Cómo te sientes, importa.
Mi experiencia
Al principio dejé de depilarme desde el enfado: ¿Por qué tengo que aceptar esta norma absurda? ¡Pues me niego, pelos al aire!
Durante mucho tiempo estuve incómoda. Nadie alrededor se estaba dejando crecer el vello y los comentarios se hacían notar… Me planteé depilarme más de una vez pero necesitaba observar el entorno y a mí en él sosteniendo mi decisión.
El objetivo nunca fue ser ‘esa que no se depila’. Lo que yo quería (y quiero) es no ser esclava de algo natural en el cuerpo humano y que, a no ser que pongamos remedio, va a estar creciendo siempre.
Hasta que un día me depilé y alguien me preguntó:
—¿Ya has sucumbido a la presión social?
Entonces, respondí:
—No, pero estaba aburrida e igual que no tenía ganas de depilarme, ahora sí.
Desde entonces mi vello corporal aparece y desaparece —y no siempre responde al mismo motivo—.
Hay días en que las miradas molestan y días en que no. A veces no tiene que ver con el otro, sino con mi propio estado de ánimo.
Por ejemplo, si voy a un entorno nuevo, como ya estoy más alerta en general, a veces decido depilarme por no sumarme presión. Entonces puedes decir que estoy sucumbiendo a esa ‘presión social’ y es verdad. Pero es que mi energía y estabilidad emocional también importan y no siempre hay que ir por la vida con el pecho descubierto siendo una heroína…
Por contra, otras veces se me olvida si estoy o no depilada. Y solo soy consciente cuando veo a alguien con una mueca y la dirección de su mirada apuntando justo a mis piernas.
Es un proceso gradual y está lleno de contradicciones.
¿Cómo sería un mundo donde nuestras decisiones sobre el cuerpo no necesitaran justificación?
El amor que sientan por ti no dependerá nunca de la cantidad de vello corporal que tengas y, si eso pasa, esa persona no te quiere en realidad.
Así que, tener pelos o no es lo de menos. Lo importante es tener claro para qué hago lo que hago y actuar en consecuencia. Si el vello te quita el sueño, adiós. Yo priorizo la energía. Si te incomodan por lo que puedan pensar pero en realidad no te vas a enterar... ¿puedes vivir con ello?
Por eso nunca te diré: NO TE DEPILES. Lo que sí te diré es BUSCA TU LIBERTAD. Y para mí esta libertad es poder tomar mis propias decisiones con consciencia.
Posdata: hay tantos matices con este tema, tantas capas, que es imposible mencionarlo todo en 777 palabras pero el debate queda abierto. Cuéntame qué te hace sentir, cómo lo vives tú, situaciones que hayas presenciado… volveré con este tema.
Posdata 2: hombres, sé que el vello también puede ser un tema comprometido para muchos de vosotros. Hablad, quiero escucharos.
Lo primero enhorabuena por todos tus escritos. Te leo, aunque no te lo haga saber. Pero desde hoy ya, al menos, lo sabes :).
Pues este tema como bien dices tiene muchos matices y, al menos yo, posicionarme, me cuesta. Pero si te puedo decir que yo el bello, masculino o femenino LO ODIO. Nunca me ha gustado. Siento bastante rechazo. Hombre y mujer. Yo siempre que puedo las piernas me las depilo. No me siento cómodo con él. Aunque si es verdad (y ahora imagino que entra en escena nuestra cultura) me da mas rechazo verlo en una mujer que verlo en mi. Y cuando hablo de rechazo no lo digo en su estado RADICAL o de " MADRE MIA QUE DESPROPÓSITO" jajaja. No es una cosa preocupante. Aunque si he de decir, que antes si era de los de mirar y pensar cosas como las que comentaba pero ahora, por fin(y digo por fin porque he conseguido desterrar de mi cabeza esa cultura), no pienso nada. Lo veo y nada mas.
Ahora si me preguntas si me puede producir rechazo en una pareja mía que se deje crecer el bello...probablemente algo si lo tenga. Y mas rechazo tendría verlo en axilas por ejemplo. Pero como decía, me da rechazo verlo en hombres y mujeres. El bello y yo, no somos muy amigos :).
Besotes amiga y sigue enriqueciéndonos con tus escritos que nos hacen pensar y reflexionar. GRACIAS 💛