¿Qué está pasando con nuestra capacidad de prestar atención? ¿Y la concentración? A tomar viento fresco… La mayoría vivimos sobreestimuladas y cuando elegimos parar (con suerte… y dejando a un lado las mil cosas pendientes culpa mediante…) el cuerpo quizás está en el sofá pero la cabeza no. No, no, no.
Y tú, ahí, con el libro que tantas ganas tenías de retomar entre las manos leyendo la misma frase una, dos, tres y hasta cinco veces. Y no se salva nadie, ni las más ávidas lectoras.
El uso del móvil y otras nuevas tecnologías ha disparado los trastornos relacionados con el déficit de atención
Prueba a pasarte 10 minutos haciendo scroll en Instagram y luego coge un libro, a ver cómo de rápido entras en el flow de la lectura comparado con coger el mismo libro recién levantada, después de un paseo o una ducha.
Demasiados impactos.
Así es muy complicado cumplir con nuestro sueño de pasarte el rato ideal en la playa/piscina/campo… leyendo esta época estival. Ni aunque quieras.
Sin embargo, el verano ayuda. O, más bien: las vacaciones y el tiempo de “pausa” que estas proponen.
Así que vamos a aprovechar el canto de las chicharras de fondo :)
Elige un cuento o novela corta (mejor ilustrada) para empezar a leer este verano.
Necesitamos la transición del ‘todo’ a la ‘nada’ y los libros de cuentos son una buena opción porque son lecturas cortas. Lecturas que puedes hacer ‘a trocitos’, mientras los niños (propios o ajenos, jejeee) chapotean.
Eso sí, corto no quiere decir light o facilón. Mis recomendaciones de hoy no son las típicas «para no pensar mucho». Por supuesto, también me parecen una buena opción si quieres acercarte a la lectura de manera amable. Los títulos elegidos para este verano son tres libros de relatos que me encantaron por la belleza de sus historias y lo personal de las mismas; un diario de una autora que ya recomendé aquí; un poemario y una novela corta ilustrada preciosa que hace las veces de cuento perfectamente.
Elijas la lectura que elijas, intenta que sea en papel, para quitarte un poco de las pantallas.
Seis libros que me encantan y a los que vuelvo de tanto en tanto:
❯ Piscinas Vacías de Laura Ferrero


Este libro fue un regalo por mis veintisiete. Han pasado unos cinco años y aún recuerdo algunos de los relatos.
Tengo dobladas la esquina de las páginas 25, 91, 101 y 129. Antes no marcaba los libros. Me parecía estar pellizcando a quien los escribió. Ahora sé que el pellizco es a mí.
Sofía, Cuídate, El camino opuesto y Polen ya me tocaron para siempre.
❯ No todo el mundo de Marta J. Serrano


Hablé de este libro de relatos en el resumen de lecturas del año pasado.
Todos los cuentos son historias de amor ubicados en la actualidad. Una incursión a diferentes realidades cotidianas en las que es difícil no sentirte de algún modo identificada.
¿Existe el amor verdadero? ¿Consuelo de muchos? ¿Basta una disculpa? ¿La costumbre también es amor? ¿Existe solo una ruptura más dolorosa del mundo?
Una mini muestra (página 114): “Quizás porque nunca te pregunta tonterías”. Nunca te pregunta si tienes novio. Mucho menos si ya tienes novio. No te pregunta para cambiar tu opinión, sino para comprenderla. Por eso no te molesta”.
❯ Manual para mujeres de la limpieza de Lucía Berlin


Es un libro de relatos (en apariencia) pero en realidad es una autobiografía (en esencia).
Empiezas y parecen no tener nada que ver unos capítulos con otros pero luego ves la conexión y ese primer momento en el que reconoces y recuerdas las historias y los personajes es mágico. Ahí ya no quieres parar de leer.
Entonces, cuando llegas casi al final, a las últimas páginas, sientes el poder de este libro, de sus personajes, de la vida, del dolor, de la belleza en lo cotidiano (aunque sea lo cotidiano de un mundo desconocido para ti, otros años, otros continentes…).
Sientes, sonríes, te incomodas incluso y padeces. Quieres más.
Y querer más siempre es el mejor de los finales, ¿no? Un punto y seguido.
❯ Perrita Country de Sara Mesa


Leí este libro persiguiendo rayitos de luz por todo el piso de suelo hidráulico y ventanas altas de madera antigua.
No es un libro de relatos, es una única historia (ilustrada por Pablo Amargo) que te atrapa nada más empezar. Sin esfuerzo. Lo leí en dos sentadas. Con muchas ganas desde la página 2. Es pausado, directo, humano, gatuno y perruno…
El texto de la imagen podría ser mi favorito del libro.
❯ El sol y sus flores de Rupi Kaur


No tiene dedicatoria y no recuerdo cuándo ni porqué llegó a mi estantería pero sé que me acompaña desde hace mucho.
Ella es poeta y el libro también incluye ilustraciones preciosas. Es una belleza: contenido y continente. Habla de nosotras, del cuerpo, de las heridas, de la belleza… Es un «perdóname, estoy aquí, te quiero».
Y está traducido por la poeta Elvira Sastre.
❯ Las palabras justas de Milena Busquets


Cogí este libro de la biblioteca y no supe que era un diario hasta que lo abrí unos días más tarde en una cafetería.
La autora escribe, yo escribo. Ella está viva y yo también. Es mucho más fácil leer a gente fallecida -o muy mayor - porque son (casi)inmortales y se les puede perdonar todo. Nada de odios ni envidia por ser (o parecer) quien tú quieres ser.
Ciento treinta y cuatro páginas de vida y tres anotaciones a lápiz tiene el libro.
¿Por qué la gente deja comentarios en los libros de la biblioteca? Normalmente me molesta pero esta persona me ha sacado una carcajada. Casi al final del libro, en la entrada del 18 de diciembre, Milena escribe «Cada vez que el psiquiatra pronuncia la palabra <madurez> pienso en una manzana a punto de pudrirse». Esta persona responde: «¡antes! ahora no se pudren». Sin mayúsculas, con una letra parecida a la de mi padre y mi abuelo.
Y qué razón tiene.
Y tú, ¿qué vas a leer este verano?
Me encantará saber si escoges algunas de estas lecturas y, por supuesto, si te apetece recomendarme alguna lectura que te haya gustado últimamente (o hace mucho) soy toda ojos… :)